Y setas y setas y setas. Se las llevaba a la boca como si fuesen caramelos, una tras otra. A mí sí que me habían subido y no podía concentrarme en lo que decía, sobre todo porque veía las setas de un color amarillo radioactivo, como el del plutonio en las películas y porque en mi cabeza no paraba de sonar “Tourniquet” de Marilyn Manson.
Voy a escucharla. No la conozco.
ResponderEliminarPor cierto, las setas están más bonitas en el campo, ¿verdad?
;)