15.1.11

La eterna soledad del que espera


Llevo como media hora con un zumbido en los oídos. No puedo parar de fumar porros para ver si se va. Pero nada. Se me agarra al cerebro y me lo embota. Como odio la espera. Desde que tengo uso de razón he odiado esperar. Lo que fuese. Odio esperar, puedo sentirme muriendo mientras lo hago. La vida es tan corta y nos la pasamos esperando. Como si de repente no pudiésemos caer fulminados. “Después de los exámenes”. “Este verano”. “Cuando deje a Marta”. Lo único que oigo son esperas y esperas y esperas y este maldito zumbido en los oídos. Soy muy celoso de mi tiempo. Creo que es lo único valioso que tengo. Odio esperar. Claro que todas las esperas tienen algo bueno, y es que se acaban. Y el zumbido de repente es el rugir de mil cazas girando alrededor de mi cerebro cuando la mescalina por fin hace efecto y me dejo caer a un mundo de romboramas y mosaicos fractales y paz y paz y paz…

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