2.3.11

Bajón Químico


La cama está empapada en sudor y siento una extraña fuerza en el centro del estómago que me aplasta contra ella. Son las 5:45 y entro a trabajar a las 7:45 pero llegaré tarde casi seguro. Con esfuerzo sobrehumano logro abrir un párpado y el dolor que siento en todo el cuerpo es tal que aún concentrando todo mi focus en intentar mover aunque sea las piernas no puedo. Breves flashes. Sé que salí de fiesta a las 22:00 del sábado y debí llegar domingo sobre las 19:00. Sé que no debería volver tan tarde cuando debo trabajar un lunes pero volviendo del festival encontramos una nueva sala de rave. Decidimos parar a comprar algo de comida y echar un vistazo superficial a la discoteca pero entre “echar un vistazo” y acabar masticando furiosamente unos cuantos “Toyotas” no hay más que una línea muy fina. Al menos en mi mundo. Cuando logro salir del entumecimiento son las 6:15 y cuando llego al baño son las 6:25. Me echo agua en la cara en cantidades abundantes. Contemplo mi reflejo ante el espejo. Tengo una cara de mierda. Lo cual hace juego con tener el cuerpo hecho una mierda, tener un curro de mierda, una relación que no lleva a ninguna parte con una novia que enseña demasiado las tetas cuando se va de fiesta y me provoca demasiados problemas, y en fin, vivir esta vida de mierda. La vida es una putada y después te mueres. Lo cual, hasta que no llega la fase de agonizar, no te das cuenta de que es una putada incluso mayor. Una putada en toda regla. Aunque sin muerte la vida no tendría ningún sentido. Menos incluso que ahora, y eso es mucho decir. Ojalá estuviese muerto. No me enteraría de nada. Reprimo mis pensamientos. Sé que toda esta mierda que siento no es más que el bajón químico después de tanta droga, pero aún así…aún así una parte de mí se obstina en creer que el bajón químico es la auténtica verdad. Que todo es una mierda, aunque solo me dé cuenta ahora. Mientras camino a la cocina intento pensar en que tengo una casa propia con 28 años, una novia guapísima que me respeta y que jamás me ha prohibido salir con los colegas (lo cual no les pasa a todos mis amigos), un trabajo medianamente bien pagado y una familia que me quiere. Y joder, eso es mucho. Sobre todos en estos días de inflación, crisis, ipc’s y toda esa mierda. Pero aún así acabo llorando sobre el cuenco de los cereales durante al menos veinte minutos.

Y no olvides que al despertar siempre hay cuchillos en el cajón
-Nacho Vegas

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