1.10.11
Nací muerto.
Sabíamos que solo era cuestión de tiempo. Lucas fue el primero en caer. Sida. Su familia le hizo un entierro decente. Fuimos todos allí a llorarle. Su familia intentó echarnos a patadas. Rafa le pegó una buena tunda a su primo. Esa noche decidimos ponernos hasta el culo, en parte como homenaje, en parte para calmar el dolor; y por otro deseo oculto que todos sentíamos y ninguno quería decir: necesitábamos sentirnos vivos. Solo el Loco lo dijo. El Loco siempre decía esas cosas.
-¿Qué celebramos?-preguntó Marta irónica cuando llegó de trabajar en el McDonald’s. Los hijos de puta no le habían dado el día libre.
-Que no somos nosotros los que estamos en un puto ataúd-contestó el Loco.
Nadie dijo nada. Había otra cosa que me rondaba la cabeza desde hacía un rato y que nadie se iba a atrever a decir. Yo era el único que se atrevía a decir esas cosas. Así que pasadas las horas simplemente lo solté mirando fijamente la jeringa clavada en mi brazo izquierdo:
-¿Sois conscientes de que todos lo tenemos verdad?
Nadie dijo nada.
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