28.3.11

Saleelsolentrelasnubes


El sol me está mordiendo la nuca con la fuerza de una jauría de mastines hambrientos. Llevo un buen rato sudando y he acumulado unas cuantas latas de cerveza vacías. Abro otra con un chasquido y vuelvo a donde está el grupo. La gran mayoría están llorando por el suelo de risa. Los monguis nos han sentado de puta madre. Me gustaría ir a la playa a terminar de disfrutar el pelotazo bajo el sol de las cuatro de la tarde mientras me meto poco a poco al agua helada con los brazos extendidos hacia el cielo. Pero no creo que coger el coche borracho y hasta arriba de psylocibes sea una opción correcta. Así que simplemente me tiro al suelo y miro al sol extendiendo los brazos mientras noto como las hormigas del campo me trepan por encima y rio a carcajadas por una extraña sensación de calor en el pecho que no logro focalizar mientras a mi derecha cuatro tíos borrachos destrozan a gritos a Camarón mientras se ríen a carcajadas al cantar “Volando voy”. Y pienso para mis adentros mi propia versión: “Tan enamorao de la vida que a veces duele”. Pero hoy no. Hoy no duele.

1 comentario:

  1. Ahora mismo me gustaría sentirme, exactamente, como el protagonista de tu historia...

    Y que no duela.

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